250 años de Christie’s, la casa de subastas más emblemática del mundo
A lo largo de septiembre, mes de una globalizada rentrée, la casa de subastas más prestigiosa del mundo –con el permiso de su rival Sotheby’s– despachó con idéntica fortuna, en distintos puntos del globo, muy añejos burdeos, oportos y jereces de la bodega particular del Earl de Halifax; cuadros de pintores emergentes chinos como Chu-Teh-Chun y Zao Wou-Ki o Li-Chen; mueble clásico norteamericano del XIX y diversas pertenencias de la actriz Audrey Hepburn, entre ellas una copia de trabajo anotada del guión de Desayuno con diamantes.
El catálogo completo sería tan prolijo como extensa y próspera es la historia de la casa, fundada en 1766 por James Christie en el Pall Mall londinense, propiedad desde finales de los años 80 del Groupe Artemis de François-Henri Pinault (que engloba, entre decenas de compañías, Saint Laurent, Balenciaga, Gucci, Bottega Veneta y Stella McCartney, la bodega Château Latour, el club de fútbol Stade Rennais, el Teatro Marigny parisino o los medios Le Point y TF1).
Explica el economista Thomas Piketty en ‘El capital en el siglo XXI’ que, como efecto del capitalismo de libre mercado, el rendimiento de los capitales de inversión es muy superior a las tasas de crecimiento económico de la mayoría de los países, lo que acelera la concentración de poder económico y la riqueza en manos de un número cada vez menor de personas. Su análisis explica la rentabilidad anual media del 12,4% que el arte contemporáneo ha conseguido en el último lustro.
De hecho, prácticamente la mitad de las operaciones facturadas por el sector son consideradas por sus compradores como “inversiones”. De ahí que el aquí y ahora de las grandes casas de subastas, Christie’s a la cabeza, pase por la deslocalización (lo que las ha llevado a apostar fuerte por la pujanza de Oriente Próximo, Asia y Latinoamérica), o el protagonismo creciente de las transacciones privadas de altísimo nivel. En resumen, y en palabras de la propia Barbizet, “por conectar más y más arte con más y más clientes”. ¿Alguien puede dar más?
Rubín de Celis